domingo, 30 de diciembre de 2007

DECÁLOGO DEL BUEN CORREDOR

Primera colaboración en este humilde blog. Es fruto de un regalo (que tiene también su propia historia) en el mes de diciembre del año pasado. Está pensado en un servidor, inspirado muy especialmente tras la Carrera Popular de Santiponce de 2006. Aquí el que os habla se tomó sus tapitas en el famosísimo Ventorrillo Canario,en donde estuvo cerca de un décimo de Lotería de Navidad. En fin, 300.000 eurillos de nada frente a mí, en el mostrador.


1.- Siempre hay que mentir sobre el puesto en que se quedó en la clasificación general. Nadie estuvo allí y mucho menos lo va a comprobar.
2.- Si ves que vas a quedar el último de la categoría, abandonar siempre fingiendo un dolor, por simple y pura dignidad.
3.- Cuando se quede en un lugar no deseado de la clasificación, achacarlo siempre a agentes externos, como el viento en contra, desconocimiento y dificultades del terreno, camiseta nueva, lesiones anteriores, etc. Vamos, lo que sea.
4.- A la frase: “Correr es de cobardes”, siempre hay que responder: “Cobarde tú, que no eres capaz ni de correr detrás de un billete de 500 euros”.
5.- Decir en público que nos gusta correr y disfrutar de la competición, aunque interiormente tú sepas que lo haces para poder comer dulces a granel y vacilar con los amigos.
6.- Imprescindible un calentamiento previo antes de cada carrera, pero eso sí, delante de mucha gente, para poder demostrar nuestras cualidades y estado físico, ropa deportiva de moda, etc.
7.- En este calentamiento, es conveniente hablar con los demás corredores para hacer gala de nuestra deportividad, aunque por dentro pensemos: “Cuidao el io-puti lo cachita que está, y encima dice que no se ha podío prepará la carrera, será farso er nota, ara, que a este lo quemo yo en el tercer kilómetro”.
8.- Recoger todo lo que te den de propaganda, para demostrar al menos que estuviste en la carrera.
9.- Presumir con los amigos de lo bien que corriste, aunque estés “reventao” o “lesionao”.
10.- ¡COMPRAR LOTERÍA DEL LUGAR DONDE SE ORGANICE LA CARRERA!

Feliz Navidad, y ojalá en el próximo año consigas ganar un premio aunque sea de consolación y esfuerzo. Aquí te dejo algo para que cojas fuerzas para la carrera de San Silvestre.

Tu amigo invisible

Valme Cueli Caro

viernes, 28 de diciembre de 2007

PARECE QUE NO MOJAN, PERO EMPAPAN


Tiene tantas aristas el asunto de Pamela y Conchi... Sí, esas dos chiquillas de Gran Hermano que vienen de Los Palacios. Como mi amigo Álvaro ya ha hablado sobre ellas y, entre otras cosas, acerca de la conveniencia de que el ayuntamiento se planteara una ayuda “oficial” que las promocionara en el concurso, o en torno al sufrido problema que es calificar su habla andaluza, mejor me olvido un poquito de todo esto. Me quedo con la imagen de un pueblo, cercano al mío aunque más pequeño, que tiene más tiendas, gente en la plaza, bares con tapitas y, en fin, buena gente de verdad en cualquier rincón. El jueves estuve allí por cuestiones ajenas al caso, y miren vuestras mercedes que en torno a las nueve y media de la noche notamos que extrañamente las calles se quedaban vacías. Ni que decir tiene que al llegar a casa me di cuenta de lo que se avecinaba. La gran final del concurso. Pese a todo lo expuesto arriba, como cuestiones que atañen a nuestra idiosincrasia andaluza, o el escaso favor que siendo palaciegas podría pensarse que hacen a su pueblo, resulta que la inmensa mayoría las apoya y las quiere. Y no diré que yo también. Reconozco que en otras ediciones del Gran Hermano a fuerza de zapeos y casualidades me he ido quedando con la cara del personal. En la de este año, afirmo a gritos que no conocía más que a Amor (y quién no) y a las rubitas. Por eso creo que, bien mirado, el escaso mérito que tiene su segundo puesto en programa tan zafio no hace sino reconocer, al menos en parte, que las chiquillas tienen cierta gracia. Que sí, que tienen su gracia. Lástima que hoy día el carisma y la capacidad de asombro social no vayan más allá de palabras mal pronunciadas, expresiones como “yo no utilizo el cerebro para pensar” o cosas así.

domingo, 23 de diciembre de 2007

ISIS TENÍA SU ROMERÍA



Estaba la muchacha muy enamorada de Osiris, uno de los dioses de la civilización egipcia. Se las ingenió para recorrer medio mundo en busca de sus pedazos, porque cuando fue asesinado, los enemigos descuartizaron el cuerpo. La fuerza de su cariño le hizo revivir, una vez recompuesta la figura. Tanto es así, que Isis engendró un hijo, que se llamó Horus. De esta manera se convirtió en la diosa milagrosa de la vida. Los egipcios creían que su devoción traería esperanza después de la muerte. También se la tenía muy presente cuando llegaba la primavera, o en la época de las inundaciones del Nilo. En la antigua Alejandría, mucho antes de la era cristiana, la tal Isis salía en procesión cada mes de marzo, aprovechando el final del invierno. De su templo, salía su efigie en una auténtica procesión bajo andas, para que todos los fieles la contemplaran mejor. En el cortejo, como ahora, había músicos con trompetas o instrumentos de cuerda, danzarines y jóvenes lanzando flores, anunciando su llegada. También, seguían los sacerdotes y más músicos tras ella. El cortejo llegaba hasta el puerto, en donde se celebraban algunos ritos para pedir por la bonanza de las singladuras marítimas. Así el cortejo se daba la vuelta, y en acción de gracias la diosa de la vida volvía al templo acompañada de sus cofrades. Como en toda festividad religiosa y lúdica, el acontecimiento anual se convertía en un pretexto para echar el día con vino, rosas y música. Vaya, una romería cualquiera perdida en el tiempo. Era la salida procesional de la diosa el punto culminante de todo un año. Poseía Isis una hermandad, en la que incluso había establecido un juramento secreto para todos aquellos devotos que, libres de mal y entregados a la bondad de su diosa, quisieran formar parte de la nómina. La confraternidad de Isis no quedó relegada a la ciudad del mítico faro, sino que se atestiguan posteriormente templos y hermandades filiales en lugares tan lejanos como Londres o la desaparecida Pompeya. Ahí es nada.

jueves, 20 de diciembre de 2007

UN DÍA DE ESTOS...


Un día de estos, mejor me piro por ahí para no volver, hasta que todo se calme. Y no me refiero a la Navidad, con la que especialmente no tengo nada en contra, aunque sí evidentemente con todo lo que la rodea. Me refiero más bien a esos momentos en tu vida que merecen ser tratados aparte, como ciertas enfermedades que se curan en habitaciones individuales. En fin, que el estrés o el cansancio más mental que físico, tabú en algunas profesiones, a veces puede conmigo. Debería hacer como Darío. Un paseo por ese paraíso perdido que es la juventud, y cual caballero que busca a princesa, alejarme del mundanal ruido hasta mañana.

domingo, 16 de diciembre de 2007

ORDEN DEL DÍA


¿Es eficaz hoy en día la lucha contra la droga en la sociedad y en particular respecto a los adolescentes? Me hacía esta pregunta cuando acababa de conocer hace poco un nuevo episodio acaecido en Los Palacios, donde 26 jóvenes se han visto perjudicados por una partida en mal estado. Dicen que ha muerto uno y que otro está grave. Me comentan el suceso los mismos jóvenes del pueblo, con una normalidad que me asusta. Es impactante que, acaso sin ser muy conscientes de ello, señalen que el problema ha estado en que la cocaína en cuestión venía adulterada con productos como talco, tinta de impresora o qué sé yo. La verdad es que así las cosas, se plantea uno si merece la pena el bombardeo publicitario que se hace en los medios de comunicación dirigido a los jóvenes, principalmente en la televisión. Me parece que el conflicto está tan arraigado ya en los hábitos de consumo, que la consecuencia digamos “esporádica” o evidente de intoxicación masiva se resuelva argumentando la mala calidad del producto o la perversión del vendedor. Es como si, estando pura, la droga no hubiera hecho ningún daño y nada hubiera pasado. Luego llega la hora de pedir cuentas, de aconsejar a la juventud de los peligros de los estupefacientes, pero la realidad es que, como si de un muestreo se tratara, de una partida adulterada aparecen más de una veintena de jóvenes consumidores. Y ahí está la realidad del problema. El consumo hoy es brutal en la población, pero los que escuchan la historia, -quizás por repetida- ni se inmutan sobre la gravedad del caso. No comprendo hasta qué punto el plan de prevención del gobierno es eficaz, cuando datos de este tipo están continuamente saliendo a la palestra. Mientras, me horroriza pensar que las armas que tenemos para defendernos de esta lacra son palabras o imágenes en un cada vez más secundario lugar en el orden del día de los medios. Ciertamente, tengo la impresión que el consumo de estas sustancias ha pasado últimamente a un plano inferior, quizás, lógicamente, debido a que ya nada nos suena a nuevo, original. Un simple caso más que engorda las cifras.

viernes, 14 de diciembre de 2007

TRATADO DE SUPERVIVENCIA


Aprovechando la cercanía de las fiestas navideñas, y en previsión de que a algún incauto –como yo- se le ocurra, hacemos público un decálogo para que nadie naufrague en la arriesgadísima empresa de compartir viaje con alumnos menores de edad. Aléjense preferentemente de adolescentes, si es el caso. Omitimos nombres y algún comentario aún más chusco, pero afirmamos que todo lo reflejado aquí es cierto.

1.- En el avión se dejan muchos olvidado el billete de vuelta
2.- Alguien se olvida de recoger una maleta en el aeropuerto
3.- Antes de terminar el primer día, agentes policiales ya ha pedido la documentación al grupo por armar jaleo por la calle, gritando el nombre de su ciudad de procedencia en la apacible noche de un día laboral.
4.- Intercambio indiscriminado de plazas en las habitaciones del hotel. Fiestas nocturnas hasta altas horas.
5.- ¿Madrugar para ver monumentos? Hasta una hora y media de reloj hasta que bajan al autobús los últimos, que se hacían los despistados.
6.- Pérdida de llaves y puerta de la habitación cerrada: Pues se entra saltándose por el balcón de la de al lado. ¡Estamos en un segundo piso!
7.- Todos juntos a comer. Ahora el menú no es del agrado de todos. Nos vamos a la hamburguesería sin que se entere el profesor.
8.- Bebidas espirituosas en la discoteca. Con poca luz, nadie se dará cuenta.
9.- Antes de partir, nueva visita a la Policía por pérdida del DNI, imprescindible para el regreso.
10.- En el aeropuerto, nuevo incidente: ¿Qué mejor regalo de vuelta que una navaja guardada en la mochila?

domingo, 9 de diciembre de 2007

LLEGAR TARDE


Es mejor aparecer tarde que no llegar. Es más meritorio aún tenernos por presentes los unos a los otros aunque no lo estemos. A veces, el solo recuerdo de la persona nombrada nos parece imprescindible para seguir adelante. Pero eso sí, considero que no hay peor cosa que estar esperando, con el ansia de necesidad, y sentirnos solos. Hay momentos en que nos sentimos así, huérfanos, incluso rodeados de mucha gente. No es impaciencia, sino la angustia que genera la ausencia, física o no, de quien aguardamos mirando cada segundo de reloj.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

LA MEDIDA DE LAS COSAS


Dentro de pocos días se celebra una prueba en la que participan miles de corredores. No diré atletas, porque al ser yo uno de los que estén presentes, me da vergüenza y me pongo colorado. Pero lo cierto es que el día 16 de diciembre se dará inicio a la Media Marathón Sevilla-Los Palacios, aunque la salida sea en la barriada nazarena de Fuente del Rey. Llevo meses preparando la cita, aguantando la calor pesada del mes de octubre o el frío repentino de estos últimos días. Sacando tiempo de sábados vespertinos, o trocitos de horas en la noche de cualquier día entre semana. A veces, cuando estás empapado en sudor, te entran escalofríos por las piernas y sientes el corazón a mil por hora,es obligada la pregunta que te ronda en la cabeza: ¿Y por qué lo haces? ¿Seguro que vale la pena? Entonces, dan ganas de parar. Pero, ¿por qué corremos en realidad? Me planteo la historia muy a menudo. En ocasiones, incluso extraigo razones convincentes, como una necesidad que tenemos todos, la de superarnos a nosotros mismos. Como cuando se tropieza, que no queda más que levantarse, el hecho de correr para mí no es más que un deseo de medir mis propias fuerzas. Un deseo, el de conseguir las pequeñas metas que a diario nos trazamos, aunque ésta, como alguna otra en la vida, esté separada de la línea de salida en más de 21 kilómetros. Os aseguro que hay muchas más causas que me empujan a ponerme las zapatillas. Por ejemplo, porque ese esfuerzo me permite acariciar los últimos olivos de Barranco, o escuchar el centenario tintineo del arroyo de la Dehesa. Sigue llevando agua, aunque poca. Además, ¿no os parece una manera más de echarle un pulso al tiempo?

domingo, 2 de diciembre de 2007

VERÉIS


Veréis. La conocí de pequeño, pero hasta que no la vi de cerca, jugué o reí junto a los que se preocuparon por Ella, tal vez no le hiciera mucho caso. Pero lo cierto es que nos fue llamando poco a poco. Con locuras, inconsciencias juveniles de apenas quince años, nuestra relación se estrechaba. Fui uno de los que se atrevieron a pasear junto a Ella en 1990, y me fundí en un abrazo inexperto terminada la tarea. Sé que hubo lágrimas, hubo mucho empeño. Ha pasado mi vida junto a Ella muchas veces, acaso sin dame cuenta... y sin negarla, la he tenido presente, pero menos presente que a la de los Dolores o nuestra Virgen. ¿Y sabéis? Un día se fue. Se la llevaron manos hermanas. Hacía un calor fugaz de septiembre. Nos despedimos. En un viaje a Sevilla se quedó mientras volvíamos como si tal cosa. Pasaron algo más de dos meses, aunque os aseguro que mientras tanto, experimenté que no había mayor Dolor, ni Protección, que sofocara la extrañeza de su ausencia. En su lugar habitual, ahora vacío, aprecié su figura enmarcada. El tiempo era todavía. Una llamada a tiempo me invitaba a ir a recogerla. A las puertas de un barrio sevillano, Ella estaba aguardándonos. Y lo hacía como nunca. Radiante, juvenil, lozana. Sonriente. Nos tendía otra vez su mano derecha. Porque somos hijos de su Divina Semblanza, porque hemos crecido ajenos a sus desvelos. Siempre estuvo ahí. Y ahora vuelve. Lo hará, posiblemente, sorprendiéndonos con su humildad tan manifiesta: un primerísimo segundo plano, constante. De esta manera velará por nosotros, como si no pasara el tiempo. Su tiempo. Pastora de nuestras Almas.

viernes, 30 de noviembre de 2007

¿ Y FELICIDADES POR QUÉ?


El día de hoy ha sido largo. Complicado, de esos que te sobrepasan tras tantos papelajos legalistas que no van a llegar a ningún sitio, pero que evitan que tú llegues al tuyo a su debido tiempo. Aguantas claustros y reuniones de diagnóstico escolar (como si no supiéramos ya, a estas alturas, la gravedad del enfermo). Es (era) 29 de noviembre. Se me hizo oscuro muy pronto, quizás más de lo esperado para una jornada fría pese a compartirla junto a colegas y amigos. El camino a Dos Hermanas desde Los Palacios es cortísimo, pero un monumental atasco por qué sé yo me hizo llegar más tarde aún, a costa de paciencia y cansancio. Al salir de la autovía de Cádiz en el primer desvío mejo, me encontré por fin con ese bendito mensaje. ¡Felicidades! Fenaco. Entonces caí en la cuenta. Qué más da si estamos en noviembre. Las lucecitas que se colocan en todas las calles del centro, salidas o entradas a Dos Hermanas nos reciben con la alegría de que ya es Navidad en Fenaco. O en el Ayuntamiento de Dos Hermanas. Ibarburu. Asociación de comerciantes... Yo sé que abro con esto una cuestión polémica. Lucho cada año con Valme para que no se me note (más) la mala uva mía llegadas estas fechas. No quiero caer en el repetidísimo discurso consumista-comercial, ni en otra moralina espititual-religiosa. Mi indignación es distinta, va más allá. Acaso sea incoherente mi discurso: me duele que cada año ciertos símbolos o ideas (que cada vez son menos) se pisoteen con descaro, precisamente por aquellos que a boca llena la rechazan todo el año. Que es muy chic eso de pregonar agnosticismos, ateismos u otras posturas, como eso del estado laico. Todas entendibles y respetables, de acuerdo. Pero no trago con ese uso miserable, cuanto antes mejor, de figuras o creencias que hoy por hoy se ningunean sin consideración alguna si es preciso. Y no es que no me guste la Navidad, Valme, es que me la refriegan ya con luces, rebajas, dos por uno, regálale lo que él/la se merece, villancicos, solsticios de invierno, cenas en familia... No es justo. Porque cuando ya no interesa, toda esta parafernalia, que llega ahora porque sí, se recoge en unas cuantas cajas de cartón, y a otra cosa. Porque, en fin, qué importa el motivo. Como esto es casi un confesinario, confieso por tanto que odio esta manipulación, en la que entramos casi todos. Y que, aunque yo compre, cene, coma uvas o no las coma, seguiré pensando que ahora llega para mí algo muy distinto a lo que todo el mundo celebra. Que no son meras fiestas para estar, sino para continuar. Que no son bombillas de noviembre, sino de todo el año. Que no me acuerdo sólo de mis abuelas hoy o mañana, que sueño con ellas frecuentemente. Que alguien nace, pero que no muere. De camino a mi casa, cuando me enteré de que la Divina Pastora por fin vuelve a la suya, la banda de música y un coro de campanilleros le cantaban al alumbrado navideño.

martes, 27 de noviembre de 2007

VÉRTIGO



Seremos otros, seremos más viejos,

y cuando por fin me observe en tu espejo,

espero al menos que me reconozca,

me recuerde al que soy ahora.

Ismael Serrano.


He aquí una de mis últimas (enésimas) preocupaciones. ¿Qué nos aguarda el paso del tiempo? Que seremos más viejos es seguro. No hará mudanza en su costumbre ese juez implacable. ¿Y cuando nos miremos al espejo? No creo que tenga que recurrir al mito de Narciso, pero reconocernos a nosotros mismos pasados los años sería una proeza en la época que nos toca vivir. Valores como la lealtad a nuestros pensamientos o inquietudes se pierden, especialmente si echamos la vista atrás o nos fijamos en nuestro alrededor. Recordar nuestro pasado a veces nos trae imágenes a la memoria que nos gustaría olvidar. ¿Éramos entonces así? ¡Cómo hemos cambiado! Ya que el futuro según para qué cosas me da mucho miedo, espero firmemente en que, llegada la hora, mirarme al espejo de mi vida no me produzca vértigo. Aunque el mundo pare.

domingo, 25 de noviembre de 2007

ESCRIBO A OSCURAS


Hace relativamente poco tiempo me sorprendió en un libro de texto el extracto de una columna de opinión escrita por Javier Marías. En ella, contaba el autor la historia de un marinero del Kursk, aquel submarino ruso que se tragó más de cien vidas mientras el gobierno callaba la triste realidad de una tripulación destinada a verse morir contando los segundos de una triste espera. Al parecer, cuando los restos de los fallecidos fueron sacados a la superficie, se encontró una papeleta en los bolsillos de uno de ellos. Se trataba de un texto en el que reflejaban los últimos momentos después del accidente que dejaría sin luz, y después anegado de lágrimas saladas, el submarino. No recuerdo su nombre. Como reflexionaba Marías, también a mí me dio que pensar que alguien dedicara sus instantes finales a escribir en un trozo de papel sus postreras sensaciones. Todo esto viene a cuento hoy porque hace unas horas de reloj tuve que explicar a los niños de 1º de ESO esa necesidad que, como humanos, tenemos a veces de escribir. Lo que sea. Cuando escribimos, o leemos, como decía Felipe Benítez Reyes en Los libros errantes, establecemos un compromiso milenario con una larga tradición literaria que se remonta a tablillas de arcilla, cera, madera, papiro o una cuartilla de papel. Aunque sea a oscuras.

jueves, 22 de noviembre de 2007

RADIOGRAFÍA DEL DOLOR (EN TV)


Acabo de leer una noticia en el periódico perdida en la página izquierda del montón. Es cierto que estamos acostumbrados ya a que alguien acabe con otro sin más, pero esta vez lo ingrato de la noticia me deja un regusto un poco más amargo. Resulta que el otro día una mujer aparece en El diario de Patricia para ser sorprendida. ¿Por quién? La pobre no lo sabía. Supongo que fue al programa quizás ilusionada, deseando reencontrarse con algún familiar, porque la joven era rusa, aunque vivía en España desde hacía años. Seguro que esperaría un abrazo de la infancia, o la voz de un ser querido a través de un mensaje sonoro. Quién sabe. Cualquier cosa menos reencontrarse con su marido. El mismo que le propinó palizas un día sí y otro también. El mismo elemento que ahora la convocaba para pedirle perdón. En directo, con luz y taquígrafos. Saltándose la orden de alejamiento que dictó el juez que llevó su caso. Muy bien. A los pocos días, la mujer ha aparecido muerta. No sé, como dice la noticia de la prensa, si el programa ha colaborado de alguna manera (responsabilidad civil) en el asesinato, pero lo que sí me parece cierto es que esta televisión que nos invade minuto a minuto ha traspasado la frontera de lo respetable, de la intimidad de las personas. Una suerte brutal que atenta contra la dignidad de las personas, ocultándolo todo –hasta la decisión de un juez para preservar la seguridad– por un puñado de monedas. Aunque esa chavala haya muerto por mor de un programa de televisión, mañana veremos más, con otra cara, otra historia, otro más de lo mismo. Seguro.
Por cierto, al lado de la noticia en cuestión leí, a una columna, el siguiente titular: Un hombre de 78 años mata a puñaladas a su mujer, de 76.

domingo, 11 de noviembre de 2007

HOY ES SIEMPRE TODAVÍA

Comienzo este blog en el espacio tan difuso que es internet, sabiendo, quizá, que la verdadera causa de esta página es pensar un poco, de vez en cuando, siquiera en voz alta. Como un diario personal -nunca me gustaron de pequeño y no tengo claro si valen la pena ahora- en el que quepan todas las dudas que en persona no dejo, seguramente, claras.
Una de mis pocas certezas es la fidelidad al título que da pie al blog. Como Hoy es siempre todavía, confío firmemente que estamos a tiempo de todo. Que el tiempo nos envuelve y nos atrapa, pero nos da la oportunidad de luchar contra él, aunque sea metafóricamente. Ahora es el momento de actuar, de comprometernos con el presente. No lo dejes para mañana. Todavía. Trata el verso de Machado como si fuera el mandamiento de tu vida. Un carpe diem cercano a tu propia existencia. Que llegarás adonde quieras. A mí me resulta muy difícil, ya lo sé, pero al menos, es un horizonte al que sueño con llegar en dulce mañana.