jueves, 8 de septiembre de 2011

LA ÚLTIMA PINTADA DEL VERANO


Como broche final a nuestra conocida propuesta veraniega, aquí despedimos la saga con la siempre incomprensible pintada que, desde nuestra niñez, nos acompaña, seamos de donde seamos, en cualquier fachada blanca inmaculada de cal andaluza. No me dirán que no es ejemplo de incoherencia pintar en un lugar precisamente en el sitio donde no se quiere que haya nada. ya les comento que la misteriosa leyenda "Prohibido fijar carteles" me es extraña desde los tiempos camino del colegio. En la desaparecida fachada de la hacienda de la Mina había varios letreros de este tipo a lo largo de todo el muro. Claro que es inconprensible pedir que no te pongan nada en la pared, y en el mosaico aparece el negro sobre blanco poderoso, único, repetitivo. Veo que el paso de los años no hace sino fijar esta sana y dudosa costumbre. La prohibición, si se fijan bien, parece tener también la solera que siempre otorga el mismo tipo de letra, idéntica composición de los caracteres. Todo un reto para nuevos y arriesgados manuales de estilo. Pero bueno, ¡todo llega a su fin! Echaremos cuenta a este mensajito y no traeremos más ejemplos de arte mural, nuca mejor dicho. Será hasta el verano que viene, pero eso queda muy lejos aún, ¿no les parece?

martes, 6 de septiembre de 2011

CUADERNOS DE VERANO (QUE POCO QUEDA...)


Aquí les añado la penúltima imagen de persistente memoria en la ciudad. Creo que ha perdido cierta vigencia por razones obvias. Circunstancias evidentes la han hecho obsoleta. Aun así, es un referente de camino a casa, porque su leyenda me recuerda esa gran pasión que es el ciclismo, el Tour y la suerte de los españoles en él.
Ya queda menos.

domingo, 4 de septiembre de 2011

NO HAY MANERA DE QUE SE MUERA

El caso de la pobre Ramona Estévez, una ancianísima de 91 años es ejemplo de cabezonería. Verán. Está su hijo, su familia, la Junta de Andalucía con sus leyes en la mano de acuerdo. Lo mejor es que se muera, que es lo más digno. Así, el hospital onubense le quitó hace algo más de una semana la sonda nasogástrica con la que se alimentaba, por estar en coma irreversible. Pero claro, va la señora y no se muere. Así lleva todos estos días, contraviniendo a esa corriente de opinión y gobierno, que es partidaria de que termine ya con esa manía tan simplona de vivir sin más. Claro que la famosísima ley de muerte digna está para algo, firmada por las mentes pensantes y cacareada en los medios de comunicación a la hora del telediario. Que la Junta, ay, esa entidad, obligara al centro médico a desconectar a la mujer fue el principio… Pero no el fin. Nada, que Ramona no se muere. En vista de lo sucedido, y para tener la fiesta en paz, desconozco si habrá posibilidad de reconducir la situación. Dado que no tiene a su edad y crítico estado alguna posibilidad, lo mejor sería acudir a remedio más casero, eficaz y preciso. Una almohada en la cara y apretar un poco. Se lo tiene merecido. Las leyes están para cumplirlas.

Bueno. Hasta aquí la ironía y el sarcasmo, la mierda que vomité leyendo la noticia y mi mala leche. Ahora pido perdón por lo que acabo de escribir, y me toca reflexionar sobre la eficacia de esta muerte digna, que está acabando con la vida de una persona de una manera cruel y despiadada. Sin alimentos ni atención médica, esta señora está agonizando desde hace una semana. No veo a nadie que se escandalice. Ni a un perro se le deja morir así. Ni a de Juana Chaos se le dejó. El derecho a la vida está antes que el derecho a morir. El derecho a morir no existe, por mucho que se firme en letras de molde. No existe. Existen las ganas de vivir, aunque se tengan 91 años, se esté en coma y no te den de comer. Dijo Pajín saliendo al paso que había que evitar sufrimientos innecesarios. Que mire a ver si este ser humano lleva días sufriendo innecesariamente. Muere lenta y brutalmente. Poco parece importar, si no es a la asociación Derecho a Vivir. Qué injusto que su voz se escuche tan poco. Para algo está su homóloga y cruz de la moneda…Bah, qué hartura de todo.