Ahora que ha llegado el tiempo de Cuaresma, y ya que dicen que en esta época la penitencia es la mejor preparación para la vida que nos espera a partir del Domingo de Palmas, estoy pensando en la necesidad de compartir mis tribulaciones con aquellos que, sin saberlo, lastiman día a día a media España, y a la otra media también. Así, no estaría de más que Mariano Rajoy, ese gran cristiano viejo de sangre vieja y vieja barba en flor, dejara sin angustias su alma pensando en el prójimo, a pesar del carné, el color de la piel y todos aquellos seres humanos que pueblan la viña del Señor. Quizás, Zapatero, cuya doctrina no casa con la denostada iglesia, podría compadecerse de todos aquellos a los que su fórmula tanto daño hace. En un estado tan aconfesional como el suyo, o futura federación de naciones, no estaría de más que el respeto, esa arma arrojadiza tan débil a veces, no fuera problema del ofendido, sino del ofensor. Y así, cual Cristo en joven pollina, quizás el Domingo de Ramos llegue una semanita antes. En paz, claro. Tanta crispación diaria y manipulaciones cansan.
domingo, 10 de febrero de 2008
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