Anda uno preocupado medianamente de un tiempo a esta parte porque, mientras que no se me ocurre nada que decir por esta época de entreveras, me asaltan, como a todos, graves asuntos de calado político o social en los medios de comunicación. Consciente del peso de la actualidad, y de mis tristes cuitas y mundo alrededor, he decidido callar antes que sumar a este sitio pensamientos nimios o carentes de sentido. Pero en fin. Aprecio las constantes visitas que recibe este Hoy es siempre todavía, como quiera que también son cotidianas (selectas, escogidas) y fieles. De tal manera que, tras una semana intensa en la que cabría hablar de tantas cosas… sólo se me ocurre hablar de Espinete. No sé, habrá sido la casualidad, o esas ideas fugaces que nos llegan acabados de levantar, o cuando estamos en la ducha. He recordado en estos días Barrio Sésamo, y me he dejado llevar otra vez por los años que se fueron, que la única patria del ser humano es la infancia. El caso es que me han comentado que se difunde ahora por quioscos una colección de la serie infantil, de la que tanto podrían hablar aquellos niños de los años 80. Es una verdad incuestionable: sonreír y perder la vista, echándola atrás por unos minutos está a golpe de ratón y de Youtube. He encontrado certezas, felicidad y buena compañía en Barrio Sésamo, ya ven, mientras en el instituto hasta diez alumnos se dedicaron estas semanas atrás a quemar contenedores, sellar varias veces con silicona las cerraduras de la entrada, negar sin pestañear ante la Guardia Civil… Alakranas, corrupciones políticas de todos los colores, crímenes en Fago o violencia de género en la sobremesa catódica. Permítanme que me libere, como así ha sido, al menos una semana, que me he entretenido con clásicos como “Tipitipitón”, “Cuatro patas”, “Un erizo como yo”, y por el estilo. Me preguntaban recientemente, que también es casualidad, si un programa como Barrio Sésamo tendría cabida en la televisión actual, si, en definitiva, calaría en la población como en aquel entonces. La respuesta sería muy dura, ¿verdad?
lunes, 23 de noviembre de 2009
EN BUSCA DE ESPINETE
Publicado por Fae en 19:32
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4 comentarios:
Si te sirve de consuelo, aquí no queman contenedores en el instituto porque no hay contenedores. Pero en su lugar se fabrican ellos mismos unos cócteles molotov con un calcetín y otros avíos. Y ya no doy más detalles por si acaso alguien lee el comentario y copia el método. Que pa qué queremos más.
Está claro que el vandalismo juvenil entiende ese lenguaje universal que jamás enseñan los padres. Magnífico tu blog. Altísima autobiografía. No sabía que andabas tan lejos, pero tan cerca.
¡Ojalá volviera Espinete y Don Pinpón! Falta nos hace su sencillez y sus pequeñas enseñanzas, y cómo olvidar las canciones de Barrio Sésamo. ¿Por qué dices que no tendría cabida en la televisión actual? Sé que es difícil, pero todo es que se lo propongan las televisiones actuales o mejor dicho, que lo diga Belén Esteban, que entonces seguro lo hacen. En fin..., me has hecho recordar momentos inolvidables de pequeño, GRACIAS.
Las canciones de Barrio Sésamo están más vivas que nunca: las recordaremos siempre. Creo que nadie que conociera aquella época de Espinete podría hablar de la misma sin emocionarse. Veo ahora al erizo de ojos grandes y lo comprendo más humano, no sé, buena gente. Por eso, en fin, creo que su mensaje a las seis de la tarde hoy día no saldría adelante: están los gritos, las mentiras, la falta de escrúpulos a esa hora por las nubes en televisión. Tengo la maldita impresión de que los niños ya se hacen mayores antes de tiempo, y que la televisión no deja siquiera un segundo de ventaja a todo lo que no sea safiedad, morbo y vulgaridad.
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