martes, 5 de octubre de 2010

CONTADOR DE CUENTOS

La inocencia que pide para sí Contador depende de un beneplácito que no han tenido deportistas de segunda fila, ciclistas de peor nivel y fama que él, o atletas perdidos en las últimas páginas de los periódicos especializados. Si hay algo anormal en el caso del español sólo es el hecho que sea el ganador de nada más que tres Tours de Francia, y su figura, hasta ahora estandarte del ciclismo limpio, supone un guantazo tan grande a la honestidad de este deporte, que hasta el final se tratará de minimizar, por el bien del mismo. Porque entre Contador y el clembuterol se ha tejido una historia inverosímil, surrealista e incómoda. Primero, que la carne, el supuesto filete se lo traen desde España cierto día, a mitad de carrera. Curiosamente, el día de descanso del Tour, cuando los tramposos suelen doparse (ahí está la historia y los casos probados) haciéndose autotransfusiones de sangre. Por supuesto, nadie más del equipo comió esa carne (!) ni sabemos dónde se compró, para posteriores investigaciones. Una pieza de carne que, según el ciclista y su entorno, es la responsable de la tasa prohibida que arrojó el análisis en cuestión. ¿Cómo lo saben? Ni una demostración mínimamente coherente. La carne, y ya está. Contador ha hecho un daño muy grave al ciclismo, ese enfermo pertinaz y crónico, que, pese a tantos escándalos, no termina de morirse del todo. Además, echa la culpa a la ganadería española, a la que acusa, sin ninguna justificación, de alimentar con sustancias prohibidas al vacuno. No me vale su posterior rectificación, más lamentable aún, en la que declaró que quizá la carne se vendía en España, pero era extranjera... Contador siempre ha estado bajo muchas sospechas. Decirlo ahora es ventajista, pero es así. Repasemos. Comenzó su carrera con Manolo Sáinz, en aquel equipo de infausto recuerdo y crimen organizado. Prosiguió después yéndose al equipo de Armstrong, otra de las estrellas acorraladas ahora por testimonios y evidencias de práctica generalizada de doping en su equipo. Y cierto es que al de Pinto no le han pillado nunca en un renuncio, ni que la cantidad de clembuterol es elevada, sino ínfima, inapreciable... Pero ello no es óbice para que la gente sepa la verdad. Esa sustancia, por mínima que sea, se suele utilizar para enmascarar otras, y en mayor cantidad. Lo último, y es lo verdaderamente impactante, es la aparición de restos plásticos en más dos muestras del corredor: cuando esto pasa la causa es clara, diáfana e indiscutible. Los restos plásticos en la orina de un ciclista responden a la autotransfusión de sangre, que ya se sabe, se hace en las típicas bolsitas de este material. Contador quizá tenga suerte y se libre, porque este último método aún no está legalizado por la UCI. Por eso posiblemente se libre de la pena. Otra cosa es que a Contador la gente le siga creyendo. Yo ya no le creo, digan lo que digan las autoridades deportivas. Ni porque tenga cara de niño bueno, salga en Espejo Público o La Noria, se salva.

No hay comentarios: