martes, 11 de agosto de 2009

¡FRENA, MAGDALENOOOOO!


Si corremos entre unos pocos la voz, y se nos ocurre asegurar que lo mejor para mantener nuestra pareja es salir a la calle sin zapatos, estoy seguro de que los podólogos no darían abasto en un par de semanas. Y es que, en materia sentimental, cualquier tontería no es que se ponga en duda, sino que se cree a pies juntillas, y más si supone cualquier tipo de manifestación en público. Ya saben, la de ese tipo de actos que tanto avergüenzan al prójimo pero que, paradójicamente, sirven de autoafirmación para el sujeto. Así que, como las ferreterías no cierran ni siquiera en agosto, la última moda es sellar el amor con un candado en el puente de Triana. Dejarlo ahí, pero las llaves, al río. Con rigor, la cosa es chusca. Promete cierta hilaridad, porque claro, cualquier ser humano espabilado haría esa metaforilla acerca de aprisionar el amor eternamente y bla, bla, bla. Pero también hay que ser tonto para dejar de rayar árboles, hacer pintadas en paredes, a ser posible del Ayuntamiento o de un vecino pelmazo, a cambio de frecuentar más de la cuenta el Leroy Merlin. No está mal, empero, proclamar a los cuatro vientos aquello en lo que se cree, aunque sospecho que, en esta eminente sociedad de egos y satisfacciones personales, qué más da lo que piensen los demás si uno hace lo que le importa, aunque sea a costa del patrimonio del común. Espero que esta creciente demanda, si hay que buscar un lado bueno, rescate del olvido una vieja profesión que se fue casi al tiempo de El Lazarillo. A poco que esto siga así, "angélicos caldereros" lucirán carteles luminosos ofreciendo sus servicios, ricos podridos, a costa de descerrajar idilios. Que ya se sabe. El amor es eterno… mientras dura.

2 comentarios:

chicuelo dijo...

Hombre, romántico y cursilón sí que parece pero a mi no me acaba de hacer chiste este tipo de cosas. Probablemente sea sólo una moda...o a lo mejor es que yo soy un poco bruto.

Fae dijo...

Estimado Chicuelo: Es cierto que el tema valdría para cuestionarnos el problema en seso, pero su visión chusca no intentaba más que ridiculizarlo. El problema, en definitiva, es que hoy ya no se respeta nada, y la propia intimidad se esgrime como válido argumento para sobrepasar las leyes de urbanidad. Por eso digo que muy bien, pero que harán falta muchos caldereros si la cosa sigue así, porque eso de que el amor es eterno...

13 de agosto de 2009 17:40