miércoles, 2 de septiembre de 2009

CUIDADO POR LAS ACERAS

Con lo caro que está vivir y lo barato que resulta terminar con todo en un chasquido de dedos. Así están las cosas. Ya no eutanasia, muerte digna ni gaitas. El que se tira por un balcón desde un octavo piso debe estar más allá de lo divino y de lo humano, último extremo al que llega alguien que no tiene una pizca de esperanza. Pero si trágico es lanzarse al vacío sin importar qué nos espera ahí debajo, más triste me resulta que uno se despida de este mundo porque le cae encima otro que ya decidió abandonarlo. Y duele mucho, da coraje que por la desgana de unos paguen con lo más sagrado inocentes. Y es que, lo que le ocurrió a ese ucraniano en Viladecans hace unos días parece el colmo de la mala suerte. Dos muertes al precio de una, pero una más sangrante que otra, si les parece. Andamos huyendo de las Gripes A, creciente delincuencia e inseguridad en las calles, crisis económica galopante, para tener que pasear por la acera pensando que se nos cae otro muerto encima. En fin.

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