martes, 22 de junio de 2010

A UN HOMBRE


Está clarísimo. Eres Hombre y lloras,
sientes, padeces, sufres silencioso
la hiel, los clavos, un mundo malicioso,
sí, esta triste senda... aunque imploras

abrazos, palabras acogedoras,
besos de cualquier hijo cariñoso,
una mirada, un gesto bondadoso...
¡Y te pagan con dolor, a deshoras!

...Eres Hombre, ya sé, (y bien conoces)
la cruz, las espinas y las coronas,
la impune rabia de seres feroces.

Que sí, que eres Hombre, ¡de ideas dulzonas!,
capaz de soportar los duros roces
que te da la vida, y nos perdonas.

(Soneto de Urgencias, una madrugada de un día cualquiera)

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