viernes, 12 de diciembre de 2008

NAVIDAD DE ESTRELLAS ROJAS


Tengo un gran amigo, rayano en la condición de hermano, que se declara agnóstico, ateo, o yo que sé. Sin embargo, ello no es óbice para que pertenezca sin pudor a varias hermandades del pueblo, o asista a cualquier celebración religiosa si alguna razón de orden así lo requiere. No participa de los ritos, como él insiste, pero es uno más en la parroquia y el respeto va ya por delante. Familiares de una conocida mía, que no profesan la religión cristiana, apostólica y romana, bien que acuden a los bautizos, bodas o comuniones de su otra parte católica. No entran esta vez en la iglesia, pero al menos reconocen el valor que su gente le da a estos actos piadosos. Por eso no faltan, y claro está, su participación aun sólo a medias es una muestra más de consideración hacia otras creencias. En estas fechas de Navidad, anunciadas por Mercadona a bombo y platillo desde el 1 de noviembre (no exagero, comprueben las bolsas de la compra), la oferta que se ofrece al género humano es este mal llamado primer mundo es diversa. Luces por la calles, ambiente de fiesta, días de rojo en el calendario y persuasión desde todos los frentes para hacer caja. No en vano es una feria de todos, a pesar de las creencias o confesión de cada uno. Aprovechando la coyuntura por fin, el Ayuntamiento de Sevilla acaba de hacer público el cartel y programación navideña para los Distritos. Iniciativa fundamentada en los pilares de una festividad puramente religiosa, empero. La obra pictórica, encargada por el área que ahora dirige José Manuel García (IU) representa en el centro una gran estrella roja, no como la que orientó a Sus Majestades, sino una muy particular que recuerda sospechosamente a la marxista- comunista. Dada la procedencia del encargo, ustedes verán. Lo curioso es la propuesta que desde la delegación del Casco Histórico se ofrece a los vecinos sevillanos: un campeonato de paint ball, una muestra de adiestramiento de perros y una conferencia sobre campos magnéticos. Deja el Consitorio hispalense para mejor ocasión citas tan rancias como encuentro de coros de campanilleros, exposición de belenes al aire libre o simples trenecitos para que la gente disfrute del ambiente navideño llegado el momento. Bah, la Navidad. Tiempo de ocio. No en vano, hilando fino, fue el propio Torrijos, portavoz de IU, quien el pasado año manifestó a boca llena que para él esta fiesta era la del Solsticio de Invierno. Y entonces, ese recuerdo y la actuación municipal para diciembre de 2008 da verdaderamente asco. Y no soy yo (ustedes ya me conocen) amante de este tinglado navideño y de todo lo que ello conlleva. Que va. Pero me acuerdo de mi amigo republicano rojete, de la familia de esa persona tan conocida que tengo… No aprecio en este Ayuntamiento de los sevillanos el más mínimo sentimiento de respeto hacia las creencias de los demás. Jamás veréis a mi colega gritando –mano izquierda levantada– ninguna proclama izquierdosa en mitad de un funeral o boda. No está la familia protestante a la que aludo promoviendo un boicot ni repartiendo pasquines con sus ideas a retortero cuando los demás salen de alguna celebración. Pero claro, gobernar es gobernar para uno solo. Y te cagas, si hace falta, en ese concepto inamovible que es la Navidad. Hacer caso omiso, al menos en alguna actividad propuesta, de esa sensibilidad que parte de la gente demanda a favor del sentido que tiene la fecha navideña, es cuanto menos miserable. Innecesario sería aludir aquí al estado laico u otras gaitas. No se trata de eso. Sólo en tener la más mínima decencia para promover lo que es adecuado en cada caso; dar posibilidades a todos y no a unos pocos; no hacer de las creencias de los demás, por mucho que no sean compartidas, algo de lo que mofarse, obviar, dejar en vacío.

2 comentarios:

adhecab dijo...

Creo que hace cosa de un año ya hablé en este sitio de las estrellas de cinco puntas y las medias lunas, ¡llegas tarde socio!
¡Rojos al paredón!

Fae dijo...

Jajajajajajajaja! ¡Ya estamos! Un saludo, Chicuelo, que me tenías abandonado. Ya se te echaba en falta.