viernes, 31 de julio de 2009

ANTES Y DESPUÉS


Eran aquellos años de niñez, eran aquellos veranos de vecinitos sentados en el pollete de la casa de Anita la Colorá, a la espera de algún amigo con balón o varios juntos para jugar al pescar. Eran los años 80, de telediarios sorprendentes por los últimos viajes a la luna y proyectos tecnológicos que ya se anunciaban para el nuevo siglo. Recuerdo aquella mañana que nos preguntábamos qué edad tendríamos en el año 2000, y qué estaríamos haciendo. A mí me tocaban 26 años, y se me doblaban las piernecillas al pensar quién sería yo llegada esa era fantástica, de la que la televisión aseguraba que los tradicionales coches se desplazarían por el aire, y que visitaríamos cuando nos diera la gana otros planetas… No me pregunten por qué, pero esta tarde, en este rato de remembranzas y escrutinio de sentimientos, me acabo de percatar de que acabo de responder a la incertidumbre que tenía aquel chiquillo de ocho años más o menos: En la era del siglo XXI el yo que imaginé ¿saben? echa de menos al primero.

1 comentario:

L dijo...

Callejeando, Rafael, he encontrado tu blog. Un milagro vamos.
Un saludo de una antigua compañera de la facultad de filología y nazarena también (cómo se echa de menos el pueblo)
Me pasaré a menudo por tu blog, porque tiene mucha calidad humana y literaria.
Un saludo!