jueves, 12 de noviembre de 2009

CRISIS DE LUJOS


Hay una crisis real, de parados hasta el 18% de la población activa, de padres de familia con pisos por pagar en 40 años, hijos pequeños, dos sueldos volanderos o prestaciones caducas del maltrecho gobierno. Hay crisis de oportunidades, porque hoy son pocos los que se atreven a apostar por levantar negocios nuevos, o bien, afianzar puestos de trabajo, sin aprovechar la malévola ocasión de hacer limpia en plantilla gracias a la coyuntura. Hay crisis de planes E, de valores, crucifijos en las escuelas y de moral, aunque sea de todo a cien… que si estuviera por manojos a 0’75 céntimos en las estanterías de los chinos, aún no se compraría. Pero sobre todo, hay una crisis de lujo. Sí, de lujo, porque lo que algunos consideran fundamental, de firme derecho, de justicia para disfrutar porque yo lo valgo… hoy ya no puede ser. No me meto en cuestiones de mayoría, sino en ejemplos concretos que usted y yo sabemos: lo que aquí falta, para muchos, es esa guinda caramelizada encima del pastel. Son los móviles sin problemas de recarga, internet de banda ancha, copitas (combinadas, claro) cada dos por tres, ropa de marca, fashion o cassual cuando me venga en gana. Gasofa para la moto, juegos para la Play, bolsos de estreno para mañana, que es viernes. Quizás por eso, y sólo por eso, si pasa usted, pongamos por caso, un par de horas en un gran centro comercial, sea el que sea, tengan la maravillosa experiencia de contemplar cómo se puede obtener todo lo que nos falta en esta vida maravillosa sin que se den cuenta los muchachos del servicio de seguridad… Claro, si no te ven. Entonces, lo más sensato es salir corriendo, o amenazar con denunciarlos por querer mirar qué diantres llevas dentro del bolso. Crisis, la crisis...

1 comentario:

L dijo...

Como decía mi padre, lo único que tienes es lo que no debes al banco.