sábado, 7 de noviembre de 2009

¿UN TÍTULO PARA ESTAS HORAS?


Hay semanas, días concretos, en los que uno sabe que las noticias o los hechos van cayendo uno detrás de otro en una suerte de casualidad macabra que casi se siente en el ambiente. En estos días, ya les digo, uno se lamenta, otra vez, de la pérdida de esas personas de bien que tanto aportaron a la sociedad, siempre en voz baja, ya se sabe, porque los que gritan o se hacen mecánicamente el sitio en la foto terminan por desaparecer. El relato estremecedor de la ayudante de Francisco Ayala, relatando los últimos momentos del escritor nos conmovió a todos. Desearía dedicarle grandes elogios y mis mejores palabras, pero al bueno de Don Francisco, granadino de dos siglos, le faltaría al respeto con torpes palabras póstumas. Eso sí, ante la cita ineludible, qué grandeza la nuestra si pudiéramos clamar sin miedo alguno que ha llegado nuestra hora. Despedirse de los seres queridos, e irnos en paz. Casi a la misma hora, el filósofo Levi Strauss nos dejaba… y tal vez, ignorancia la nuestra, le poníamos al fin cara a las citas de los libros del bachillerato. Que somos pequeños, y nuestra vida se nos fue mientras discutíamos el color de las cortinas del salón. Hoy, en este viernes de dudoso otoño, me he encontrado con ese epílogo laboral que me deparó la semana: Dimitri De Fauw, un ciclista belga que tuvo la mala pata de accidentarse en plena carrera con el español Isaac Gálvez hace tres años, no ha podido soportarlo más. El corredor balear, esprinter veinteañero y querido para los amantes de este noble deporte, se dejó la vida en un velódromo en 2006. Hoy, posiblemente atormentado por sentirse responsable de aquello, De Fauw se ha quitado la vida, o eso dicen. Y me da rabia. Me da rabia porque peor que vivir es vivir lleno de angustia y de dolor interior. Que no hay nada más traumático que morirse cuando no se encontró mejor remedio… Que somos poca cosa, y que hay días, semanas completas, que más valdría pasarlas por alto.

No hay comentarios: