jueves, 6 de mayo de 2010

LA PRIMERA VEZ


“No vengas tarde, que si tus amigos tienen una hora de llegar, tú ya sabes la tuya. Coge el teléfono y me llamas, que para eso están. Y cuidado con la bebida”. El adolescente, recién salido de la ducha, vestido con el vaquerito de marca y una cazadora de entretiempo, respondía con un lacónico “Valeee” mientras entraba en el coche de su padre camino de la feria. Su madre, aún en el segundo escalón del portal, no sabía que posiblemente la primera fuga nocturna de su hijo me retrotrajo más o menos veinte años más allá. En aquella época no había rebujitos, pero sí Larios con coca cola, nada de móviles, pero aún cabinas telefónicas a dos duros, amigos con los que descubrir el mundo de los mayores, pese a que todavía no lo éramos... Ni falta que nos hacía, aunque en aquel momento no pensáramos eso mismo. Dicen algunos que la historia cambia, cosa que ciertamente dudo, si no es porque todas las mamás del mundo reciben al alumbrar un manual de instrucciones, un código especial con el desenvolverse miméticamente. Tanto tiempo después...

No hay comentarios: