sábado, 22 de mayo de 2010

TOCA DIGNIDAD


Alas de colibrí para Lance Armstrong, que está totalmente rodeado. A lo largo de los años se han sucedido confesiones de masajistas, técnicos de equipos deportivos, demostraciones científicas de algún experto que ponían en duda sus valores anormales de hematocrito… que aseguraban su implicación con productos dopantes. Ahora, ha sido su compañero, Floyd Landis, quien da, con pelos y señales esta vez, todo el organigrama que personalmente llevaba el americano para engañarnos a todos. Como si eso fuera novedad. Es el campeón más tramposo de la historia, y lo que es peor, el más rastrero y por tanto, perseguido. Su única defensa después de la sumarísima confesión de Landis ha sido un lacónico “las fechas que dice no coinciden” y “Landis no tiene ninguna credibilidad”. Así cualquiera. Palabra contra palabra. Lo que Armstrong aún no comprende es que pase lo que pase, su nombre está manchado por una eterna sombra de duda. No recuerdo a ningún campeón que se le cuestione tanto sus triunfos después de tantos años. pruebas y declaraciones evidencian el engaño. Sólo le queda una salida si acaso le resta algo de dignidad. O bien reconoce que se dopó (así lo han hecho otros grandes, como Agasi en tenis o muchos colegas en ciclismo) o al fin deja que la agencia mundial contra el dopaje analice con los medios actuales la famosísima muestra de orina congelada del Tour de 1999. Alas de colibrí.

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