lunes, 27 de octubre de 2008

LUCES EN LA CARRETERA


He escuchado en la radio que la DGT está fomentando el uso de las luces de los coches las veinticuatro horas de la jornada. Cientos de informes en todo el mundo lo avalan. Llevarlas de cruce (no las de posición o las largas) durante el día disminuye el riesgo de accidente, ya que éstas nos permiten identificar mejor el tamaño y distancia del vehículo que tenemos delante. No es mala la manera de evitar, según anuncian los expertos, hasta 6.000 muertos al año por accidentes de circulación en toda la Unión Europea. La propuesta, que podría hacerse efectiva por vía legal antes de 2010, se implantas de manera gradual en España: de momento, sólo es un consejillo, y además, se aplicará en las carreteras interurbanas como primer estadio de lo que se prevé su total implantación. Está claro que la falta de luces, esa escasez de medios para vislumbrar lo que tenemos delante poco antes del tortazo definitivo, es remediable en el código de circulación con muy poco esfuerzo. Ver mejor, sin estrecheces. Qué paradójico resulta, sin embargo, que en el breve plazo (seis meses mal contados en política son un suspiro) nadie en este super gobierno haya sido un poco visionario y haya pensado alumbrar también con grandes focos a empresas, multinacionales y trabajadores para remediar (que no evitar) los estragos de esta cacareada crisis. El provecho, que se ha ido aminorando conforme pasan los minutos del reloj, será sólo sentido por los mismos de siempre. Más que regalar millones de euros a los ricos, banqueros de gomina y puro en mano, más bien sería regalar a pelón en todas las plazas de España esos fondos que –dicen- tanto bien nos harán entregados a unos pocos, cuya gestión ha llegado al extremo. Con las luces apagadas, con las luces apagadas, ya ven.

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