jueves, 2 de octubre de 2008

LA HORA DE LOS VALIENTES


Nota del autor: Me van a permitir ustedes

el tono de esta entrada, pero por el tema en cuestión

y el pelaje de su protagonista los chusco de su contenido

creo que queda totalmente justificado.


¡Venga, Lance Armstrong, chulito, que ha llegado la hora de demostrar lo valiente que eres! Es el momento de dejar de creerte un mártir, de sacar pechito, de sacudirte a la gente como moscas gracias a tu manojo de guardaespaldas. Hoy, he leído jubiloso que la Agencia Antidopaje Francesa te ha propuesto que le permitas realizar un análisis de las muestras recogidas en tu pis incorrupto del Tour de Francia de 1999. Sí hombre, esa carrera que ganaste no con cinco marchas, sino con seis en el cuerpo, como los coches de gama alta. ¿Sabes? Considero que no tienes por qué hacerlo, pero como ahora vuelves a redimir al ciclismo de ese letargo que sólo tú aprecias, ya que has manifestado que tus continuadores en la Grand Boucle (Pereiro, Contador y Sastre) no están a tu nivel, bueno será terminar con los rumores sobre tu supuesto dopaje en la larga trayectoria que tuviste. Bueno, larga porque fueron siete años. Algunos te llamaban rey, pero más bien era por lo poquito que trabajabas, chaval, un mes justito por temporada. Con éstas, La agencia francesa te ha pedido analizar cinco muestras recogidas en cinco etapas diferentes para comprobar si existe o no esa presencia de EPO que te achacan. ¡Uy! La palabra maldita. Espero que no salgas corriendo en dirección contraria. Siempre has sido muy echado palante. Bueno, y un poco hipocondríaco. Sólo así se entiende que llevaras a todas partes un nutrido equipo de médicos a tu entero servicio. Ni el difunto Juan Pablo II era velado las veinticuatro horas del día. ¿Y por qué ahora examinar tu pipí? Hombre, no estaría de más recordar que el prestigioso diario L'Equipe publicó poco después de tu séptimo triunfo (en el Tour en 2005) que había muestras tuyas de EPO analizadas en la prueba del 99. Venga, no seas cobardica. Dale un sopapo a los franchutes, y a tus antiguos compañeros de equipo, a algún masajista que ya no soportó más y también cantó, o a ese grandísimo ganador que fue tu compatriota Greg Lemond, que ganó un Tour años después de recibir un cartuchazo de escopeta (varios días en la UVI) y aún no cree en ti, ni creerá jamás. Anda, piénsatelo. Fíjate que no te van a quitar nada, hijo mío, que el supuesto delito (oh, quién osa siquiera a pensarlo) ya ha prescrito. Ese puñado de Tours para ti, que nadie los quiere de segundas. Pero que sepas que hoy día todo ha cambiado. Ahora hay una verdadera lucha contra los tramposos. A lo mejor, de vuelta ya de todo, no te importa correr para llegar el último. Pero al menos, reconoce de una puta vez lo que el mundo entero ya sabe.

5 comentarios:

J10 dijo...

Permíteme, amigo Rafa, señalar que creo que te has pasado un poquitín. Si no está demostrado, al menos oficialmente, ¿no crees haber ido demasiado lejos?
Habla un profano, que conste.

Fae dijo...

Ay, amigo Álvaro. Ya sabía yo que podría sonar a prejuicio el asunto, porque no está demostrado. Me valgo de las confesiones de compañeros de su equipo, expertos en dopaje y las filtraciones que salieron a la luz hace unos años, aquéllas que mostraban restos de EPO en su orina. Resulta que sus antiguas dolencias le permiten usar determinados productos, así que aquello quedó relagado al olvido. Sí está clara una cosa. Que levante la mano un ex enfermo de cáncer que pueda pedirle a su cuerpo siete años seguidos un esfuerzo brutal sin ningún incentivo. Hoy me he levantado con una feliz noticia. El valiente ya se ha negado a que le vuelvan a examinar la orina congelada. ¿Qué tendría que perder si fuera inocente?

Anónimo dijo...

Yo también pensé que te habías pasado y que habías sido un poco duro. Pero después de leer ciertas informaciones aparecidas en el día de hoy sólo puedo darte la razón. Al negarse a que se estudien los análisis que le hicieron en su momento el sólo se está retratando. Si no temiera nada, no se opondría, ¿verdad?
Ahora la pelota está en el tejado de la organización del Tour. Y si yo fuera el que mandara lo tendría muy claro. O se permite que se estudien las muestras o no participa en el Tour.

Unknown dijo...

Sólo digo una cosa: ¿por qué no someten a tan rigurosísimos exámenes médicos el pis de Nadal o de los cientos de -inhos del fútbol?

Bueno, digo dos cosas: el pobre Contador luce una bonita cicatriz enmedio de la cabeza, de un golpe que casi lo manda al oro barrio y ahí está, canijo y to, ganando como un campeón. ¿Por qué no un ex-enfermo de cáncer? (Y que conste que no lo estoy defendiendo, sólo pregunto).

En fin, el que esté libre de pecado...

Fae dijo...

Con ánimo de ser riguroso, amiga Cecilia, he de reconocer que a Nadal ya se le relacionó timidamente hace un año más o menos con el consumo de EPO. Nuestro Alberto Contador responde al ciclista español de toda la vida: enjuto de carnes, rabioso cuesta arriba y se defiende contra el reloj. Ojalá cualquier ex enfermo de cáncer ganara cada año el Tour, el Giro o la Vuelta. Me temo que no podrá ser. El milagro de Armstrong estuvo en su recuperación: las evidencias de ayudas externas para ser indomable en la carretera se suceden en el tiempo con más certezas.