miércoles, 29 de octubre de 2008

SER FRANCO Y TENER FRANQUEZA

Libertad, sinceridad, generosidad. Tres palabras sinónimas que según la Rae, responden de manera directa a otro sustantivo que, si ustedes caen en la cuenta, apenas se usa en nuestra lengua castellana, al menos de un tiempo a esta parte. En efecto, la franqueza, hacer las cosas con franqueza más concretamente, no está en la lista de expresiones populares en la sociedad española actual. Hoy día nadie es franco contigo, sino sincero, veraz o realista. Hay, dentro de nuestro rico léxico, decenas de palabras que superan lo incorrecto de nombrar a la bicha: ese “se murió porque estaba malo”, porque el sólo hecho de no pronunciar esa determinada palabra es ya una conjura. Ocurre igual con otros vocablos que por pudor o vergüenza bien que son sustituidos por otros tantos. A todo esto, ya ven, en Dos Hermanas hace pocas semanas que la Junta de Gobierno del Ayuntamiento aprobó por unanimidad dedicar una calle a uno de los grandes maestros que, guitarra en mano, son historia viva del arte existente en la ciudad. Cualquiera que conozca al protagonista de esta historia, el bueno de Luis Franco, padre del artista Paco Jarana y suegro de Eva la Yerbabuena, ofrecería más y mejores palabras a favor de este nazareno de puro en mano, mirada altiva y ánimo serenísimo. Conocí a Luis en aquellos locos compases de los Romeros de Valme, cuando enseñaba (aún lo hace) a decenas de chiquillos a tocar la guitarra en la calle Amancio Renes, me parece. Era yo pequeñito entonces, pero aun así pude apreciar ya su elegancia y su flamenco de barrio a flor de piel. Desde entonces ha sido un referente, y nuestro saludo cordial no ha cesado tras tantos años. Su reconocimiento no llega tarde, puesto que ni está enfermo ni se ha ido para no volver. Su nombre en letras de molde lucirá orgulloso en el callejero de la ciudad. Sólo desearía una cosa. Cuando él se vaya, cuando los que somos más jóvenes nos vayamos (guárdense usredes de que espero con ansia que sea más que tarde) nadie se olvide de que la calle o plaza Luis Franco no es producto de una singular etapa de nuestra historia nacional que sería oportuno olvidar. Como la memoria trata de ser justa pero a veces el olvido o la ignorancia son crueles guerrilleros, ruego pongan en este nuevo rótulo la figura esbelta de la mejor de las guitarras: una que nunca se destemple, que resuene sin dudas, que a nadie confunda.

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