CUADERNOS DE CUARESMA (III)

Quedan unas horas y todo está por decidir. Los Ramos del Domingo vendrán con la gracia de Estrellas y de Esperanza, que siempre están ahí, al batir las hojas de un viejo templo, aunque el sol haga mella en días como hoy. Quizá sea el momento de hacer balances, de recordarnos a nosotros mismos cuando éramos pequeños, y de la mano de un ser querido nos dirigíamos, en blanco y negro, a comprobar el primer chasquido, inconfundible, del portalón de Santa María Magdalena. Una palmera más en Los Jardines, una cofradía que inmediatamente después se hacía hueco en el centro, bien saliendo a las siete, bien apareciendo, sin saber muy bien por qué, por un callejón con nombre de Cruz y La Plazoleta. Todo está por decidir. Viene a convertirse en real lo que fue una imagen de un sueño profundo allá por octubre, una mano que nos cobija y nos sonríe, una musiquilla celestial revoloteando en nuestra cabeza. Y vendrán días inciertos, de capirotes azules, negros, morados de terciopelo, burdeos por fin, otra vez morados pero de raso, nazarenos de cola históricos, negros con cirios tinieblas, negros de punto y final. Que todo está por decidir, como la cera ardiendo junto al aromas de las jarras, en una Capilla que se hará Sacramental por dos jornadas. Cristo Eucaristía, silencio y oración en una iglesia que nos vio nacer. Que todo está por venir, ya ven, como la vida y la muerte. Que en una semana, Alguien se inmolará, y no será más que por amor. Que todo está por decidir... Nos invade la duda a diario, y ahora vuelven las certezas, porque todo esto valdrá la pena, en clave de Resurrección.