martes, 19 de febrero de 2008

LOS JUEVES EUCARÍSTICOS (CUADERNOS DE CUARESMA II)


Como testigos ciertos de la historia de la siempre humilde hermandad Sacramental, se conservan antiguos documentos que cuentan su vida por siglos, aunque también existen otros libros de actas que poco a poco van haciéndose mayores. Hoy día cada vez va quedando más lejana la realidad de una corporación que, a mediados de los años de la década de 1980, tenía un censo que no alcanzaba la cantidad de 90 hermanos, la mayoría de una edad media o avanzada.
Hablamos de otros tiempos, pero no por ello la esencia de la Sacramental, la de dar culto a Jesús Eucaristía, quedó nunca en un segundo plano. En concreto, y examinado las actas de esta década, se deja constancia de que el día 22 de marzo de 1984 se celebró cabildo de elecciones, del cual resultó elegido hermano Mayor José López González, con 24 votos a favor presenciales y otros 4 por correo. De la renovada Junta de Gobierno, en la cual comienzan a aparecer oficiales de edad más joven, encontramos pronto una de las principales tareas que se pretenden llevar a cabo. Así, en una reunión fechada en sesiones posteriores, se recoge literalmente: “La hermandad debe caminar con paso firme y decidido para que, dado su significado y representación, sea la hermandad que canalice el conocimiento y el amor a Jesús en la Eucaristía”.
Efectivamente, uno de los proyectos iniciados en el año 1985 fue expresado ya unos meses antes en la Memoria de actividades de la corporación, donde se manifiesta abiertamente un compromiso como hermanos de la Sacramental: “Se trata de adoptar alguna fórmula por la cual nos comprometemos en la medida de nuestras posibilidades a estar el mayor tiempo posible acompañando al Señor en el Sagrario”.
De esta manera, la Junta de Gobierno había estudiado desde su misma toma de posesión, y durante mucho tiempo después, la manera de poner en práctica unos actos que fomentaran el culto a Jesús Sacramentado. En un principio, era intención de que esta iniciativa tuviera una misión también concretada para otros fieles, puesto que se pensó en celebrarlos, aparte de Santa María Magdalena, en otras iglesias o incluso en distintas Casas de Hermandad.
Producto de estos deseos, nacieron los llamados Jueves Eucarísticos. La convocatoria, extensible por lo tanto a hermanos y personas en general, parece ser que se creó a semejanza de los actos que entonces tenían lugar en algunas parroquias sevillanas, en donde se exponía al Santísimo, había un rezo de una Estación Mayor, cánticos, meditación, Bendición y Reserva. Varios miembros de la Mesa se interesaron por conocer de primera mano el contenido de los Jueves Eucarísticos que tenían lugar en la sevillana iglesia de San Román, de donde era párroco D. José María Ballesteros, que anteriormente lo había sido de la nazarena Santa María Magdalena.
Según se recoge en el libro de actas con fecha 3 de diciembre de 1985, el primer Jueves Eucarístico que tuvo lugar en la parroquia fue el día 12 de ese mes. Se cursó para ello la invitación a todos los hermanos. El acto comenzaba con la misa de 19:30 horas, tras la cual se exponía al Santísimo siguiendo el orden arriba establecido.
Los Jueves Eucarísticos se desarrollaron cada segundo o tercer jueves de mes, y siempre contaron con la asistencia fieles y hermanos de la corporación. De tal manera se vinieron celebrando con la concurrencia de la Junta de Gobierno, impulsora de unos actos que se extendieron en años siguientes.
Ya en la década de 1990 la hermandad cesa en la organización de los Jueves Eucarísticos. De cualquier manera, estas celebraciones no decayeron gracias a las llamadas Marías de los Sagrarios, que han seguido siempre con estos actos de adoración a Jesús Sacramentado. Aparte de esta circunstancia, fue en el año 1999 cuando se recuperaron de nuevo. Ahora la Sacramental estuvo presente, no ya como organizadora pero sí como participante de los Jueves Sacerdotales, a cargo de la parroquia y motivados para pedir por nuevas vocaciones. En la actualidad no se celebran después de la santa misa, sino que se adelantan al horario de ésta y tienen lugar en el Sagrario. A ellos acuden la adoración Nocturna, la Uner y la propia hermandad.
Actos todos, en su esencia, previstos con la mayor dedicación y constancia posible para adorar a ese Cristo Vivo que espera la visita de sus hijos en el Sagrario porque es quien nos reconforta y nos protege en nuestra vidas, con la intercesión de su Divina Madre.


(Artículo publicado en la revista Azahar de 2007)

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