jueves, 10 de julio de 2008

DE JULIO Y OTRAS RAREZAS


Es sorprendente que haya sido una de las noticias del año y nadie parezca haberse dado mucha cuenta de ello. Supongo, claro está, que la canícula propia de estos días habrá tenido bastante que ver. Tal vez solamente, porque unas semanas atrás lo único importante era nuestra Selección, y todo el mundo debía estar por ahí arrimando el hombro para que no se diga que España no es una grande y libre. Resulta que la Audiencia Nacional ha resuelto que mantener las calles dedicadas a etarras ya no es delito. Ha sido, lógicamente, basándose en los artículos de la Constitución, en concreto, en el número 25. Así, los 17 magistrados de la Sala resolvieron un espinoso asunto, dado que no puede ser constitutivo de infracción algo que antes de la Reforma del Código Penal en diciembre de 2000. Y no es que uno vaya saltándose a la torera las normas, leyes y otras disposiciones generales, pero me parece hay una legislación muy por encima de las citadas anteriormente y que se ha pasado por alto esta polémica: el sentido común y el respeto al ser humano. Con estos dos protagonistas principales tan arrinconados, cualquier ley con letras de oro escrita en el mundo carecerá de sentido. Y resulta, lógicamente que una pléyade de ayuntamientos vascos digan ahora que nanai, que los nombres no se quitan, que la ley está de su parte. Amorebieta, Arrigorriaga, Leioa, Etxebarri, Astigarraga, San Sebastián, Elgeta y Hernani se enfrentan al Gobierno con la Audiencia Nacional de la manita. ¿Y cómo es posible que esto ocurra en un país tan sensibilizado ya con la barbarie de ETA? ¿A quién habrá que convencer para que se prevea una ley junto con todos aquellos condicionantes humanos que conlleva? Sí que sería punitivo la falta de coherencia de la resolución, puesto que no ha tenido en cuenta que, pese a estar puestas antes de la Reforma, el hecho diario de pasear, jugar, comprar una bolsa de pipas en la calle o plaza del asesino de tu vecino, padre, hijo o hermano… supone un dolor brutal que corroe a los vivos y no hace honor a las víctimas inocentes. Qué bien que el Gobierno haya anunciado que seguirá instando a los consistorios a la sustitución… A ver quién puede más.

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