domingo, 16 de diciembre de 2007

ORDEN DEL DÍA


¿Es eficaz hoy en día la lucha contra la droga en la sociedad y en particular respecto a los adolescentes? Me hacía esta pregunta cuando acababa de conocer hace poco un nuevo episodio acaecido en Los Palacios, donde 26 jóvenes se han visto perjudicados por una partida en mal estado. Dicen que ha muerto uno y que otro está grave. Me comentan el suceso los mismos jóvenes del pueblo, con una normalidad que me asusta. Es impactante que, acaso sin ser muy conscientes de ello, señalen que el problema ha estado en que la cocaína en cuestión venía adulterada con productos como talco, tinta de impresora o qué sé yo. La verdad es que así las cosas, se plantea uno si merece la pena el bombardeo publicitario que se hace en los medios de comunicación dirigido a los jóvenes, principalmente en la televisión. Me parece que el conflicto está tan arraigado ya en los hábitos de consumo, que la consecuencia digamos “esporádica” o evidente de intoxicación masiva se resuelva argumentando la mala calidad del producto o la perversión del vendedor. Es como si, estando pura, la droga no hubiera hecho ningún daño y nada hubiera pasado. Luego llega la hora de pedir cuentas, de aconsejar a la juventud de los peligros de los estupefacientes, pero la realidad es que, como si de un muestreo se tratara, de una partida adulterada aparecen más de una veintena de jóvenes consumidores. Y ahí está la realidad del problema. El consumo hoy es brutal en la población, pero los que escuchan la historia, -quizás por repetida- ni se inmutan sobre la gravedad del caso. No comprendo hasta qué punto el plan de prevención del gobierno es eficaz, cuando datos de este tipo están continuamente saliendo a la palestra. Mientras, me horroriza pensar que las armas que tenemos para defendernos de esta lacra son palabras o imágenes en un cada vez más secundario lugar en el orden del día de los medios. Ciertamente, tengo la impresión que el consumo de estas sustancias ha pasado últimamente a un plano inferior, quizás, lógicamente, debido a que ya nada nos suena a nuevo, original. Un simple caso más que engorda las cifras.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues sí, y resulta que el señor que veníó la droga es un indeseable despiadado, pero no por venderla, sino por adulterarla, ¿estamos locos o qué? Y los pobres consumidores de cocaína están asustados, pero no por los efectos de la droga en sus cuerpos y cerebros a corto, medio o largo plazo, sino por que un camello malhechor se la venda adulterada. En mi pregunta está la respuesta, pequeño saltamontes, estamos locos.