viernes, 18 de enero de 2008

SÍ, SÍ, O LO QUE SURJA


Dejando aparte la incongruencia que supone el hecho de que a veces se ponen querellas, gritos en el cielo y sanciones para aquellos medios que ponen sin tapujos la imagen de menores cualquiera que sea su condición, y otras veces salen los críos a cara descubierta y sin tapujos, creo sinceramente que el programa de Juan y Medio, el de los chiquillos los viernes en Canal Sur, es divertido, muy ameno, y si me apuran, algunas veces educativo. Al menos, ofrece un tratamiento de los chavales correcto, para provocarnos sorpresa o admiración con sus ocurrencias. No quiero centrarme en el hecho expuesto más arriba, aunque a veces, mientras veo las ocurrencias de estas pequeñas estrellas, piense cómo se comportan en el colegios con personitas normales como ellos, bien por miedo a un supuesto complejo de superioridad con su gente, bien por el tiempo que dedican a la tele. Tantos casos hay de chicos que han dejado de ser relevantes pasado su tiempo... Pero lo que los trae aquí hoy no es esta cuestión, afirmo. El pasado viernes, cuando contemplaba el teatrillo que representan semanalmente en el ingenioso Menudo Pueblo, sentí primero escalofríos, indignación y gran enojo, cuando la Alcaldesa dijo que quería que Julio Iglesias le diera un concierto en privado, más tarde una cena a solas, y después... “lo que viniera bien, ya veríamos”. Es increíble, la verdad. Pensé qué edad tiene la niña. No más de diez u once años. Más tarde, por qué rió la gente semejante desvergüenza. ¿Acaso no tenía mejor broma que hacer un guionista imbécil antes que aprovecharse de una pequeña actriz que –supongo- no sabía lo que decía? Esta falta de dignidad ataca a uno de los pocos espacios que aún pueden ver padres, abuelos e hijos. El programa fomenta la familia, la inocencia y la sonrisa. Qué paradoja que se tiña con lo más ruin un espacio que tanto dice huir de la basura.

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