lunes, 23 de marzo de 2009

LA BONANZA DE PARQUE AMATE


Sí, porque este lugar me trae buenas sensaciones. Hay veces que el apego o desapego hacia una sola palabra genera un estado de ánimo capaz de influir en nuestras acciones. No sé si será el caso, pero lo cierto es que cada año, llegado el mes de marzo, uno se encuentra pletórico cuando se celebra la Popular que comienza, y termina, en el Parque Amate. Y habrá que justificar que por fin contratiempos pasajeros me han abandonado esta vez, que el tiempo fue exquisito, o que el trazado es plano, planito. Como suele suceder en las pruebas sevillanas, de nuevo ayer se concentraron en esta barriada hispalense más de un millar de personas. Quizás con más intención de inicio que hace dos semaas en Macarena, nos pusimos Álex y yo más cerca de la línea de salida, y pudimos salir como a mí me gusta: alargando un poco más el paso y eliminando por el extremo de la calzada a corredores más lentos. De esta manera, sin pensármelo, me vi solo muy pronto, con mi compañero detrás jadeando. Enrabietado, decidí jugar esta vez a ser menos conservador: por un día, rápido desde el inicio. Amate es lo que tiene. Así, el primer kilómetro (por cierto, después comprobé que estaban milimétricamente calculados) lo terminé en 4’19’’. Muy rápido para cerrar a ese ritmo los 9.500 metros, pensé. Con todo, decidí mantener el ritmo en el segundo hito: 4’24’’. Entonces concluí aguanatar la marcha en torno a ese número. El resultado, que los siete kilómetros restantes los firmaba en 4’30’’ cada uno, segundo arriba o abajo. A dos kilómetros para el final, la sorpresa me la devolvía Alex, que me pillaba (fue al revés en la Macarena), ya en el recorrido dentro del precioso parque de la capital. Lejos de dejarme, seguimos fuertes hasta meta. En los últimos metros, saqué lo poquito que quedaba para apretar definitivamente el paso y entrar unos segundos por delante. Así que 42’23’’. Como para no estar contento. Vamos cogiendo la forma, las ganas y la fe... pero se cierra ahora la actividad, al menos momentáneamente. Llegan otros menesteres que hay que celebrar por todo lo alto. En abril volvemos por donde lo dejamos.

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