jueves, 5 de marzo de 2009

TEMPUS FUGIT


Son días de truenos. De malos vientos, de negaciones y alguna que otra preocupación añadida. Me invitan a que tome partido, a que me pronuncie por una vez públicamente por nuestro futuro, ahora que llega la Cuaresma y hay tanto que hacer, tanto que decir. Vinieron jornadas de sofoco, calor entre horas, calma vespertina. Las últimas horas son de viento y marea; al tiempo buena cara para salir victorioso, que sólo toca rendirse cuando no nos queda más remedio, agotado el último esfuerzo, en fin. Miro como de costumbre a la juventud que me ha tocado sufrir a diario y me pregunto qué podré aportar a una ponencia que habla sobre el porvenir de nuestras hermandades. Cada día son menos jóvenes, me interrogo, pero recuerdo con nitidez que cuando me tocó a mí éramos pocos –o menos– y crecimos incluso más despacio que los que hoy se mueven, siendo reducido su número. Mucho que reflexionar todavía. En esto, una imagen me devuelve a una menos cruel realidad. Es la llamada del Azahar, otro sueño juvenil, para más señas, que parece resurgir de lo que no eran más que cenizas hace ahora unas semanas. Tiempo tendremos para salir adelante. Y para hablar de él, de lo que nos espera, de lo que nos dará de sí. Yo ya me entiendo…

No hay comentarios: