martes, 15 de abril de 2008

ARMA DE FUTURO



De la autoridad prestada por autores de poemas, tratados de filosofía, canciones, y en especial, la teoría popular, he ido sacando con los años una leyenda que en los momentos inoportunos me ayuda a sobrevivir ante la pesada carga. Ejemplos variados de la firme esperanza que consiste en mejorar lo que dispone lo cotidiano. Cuando el ánimo está febril y no dan ganas de nada, recuerdo a Ismael Serrano, pues

La única lucha que se pierde es la que se abandona.

Entiendo que la derrota acaba con nosotos únicamente si nos rendimos. Por eso, recordando mi juventud, las palabras de Perico Delgado en la cita del libro El Alpe D’Huez (Javier García Sánchez) se convierten en legado de predisposición y constancia:

Sí, pero también están la fe y la rabia.

Me impresionó en su momento el bueno de Gabriel Celaya, combatiente hasta el final de la República (de las Letras) porque su ideario incomprendido se resume en que

La poesía es un arma cargada de futuro.

Así que, presuponiendo ya que el estimado lector tiene sus propias Letanías en esta cuestión, personalmente me aferro a esta intimidad. Claro está, sabiendo, ustedes como yo, que

Hoy es siempre todavía.