viernes, 11 de abril de 2008

HAIKUS A LA DESESPERADA


Probamos suerte en con la poesía tradicional japonesa, a sabiendas que jamás la hemos practicado antes (al igual que tantas otras estrofas castellanas), pero quizás atraído por el misterioso encanto de la pujante cultura Zen, que ahora nos invade en forma de fascículos por entregas.

Abres la ventana,
hojas de árbol caído
te rozan a ti.


Miraste el reloj,
los minutos corrían
como segundos.


Se rompe la rama
de un árbol florecido
mientras lloras.


Dos niños ríen,
pues aguardan su viaje
en autobús.

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