lunes, 2 de junio de 2008

¿Adónde?


Me pareció más apropiado irme diciendo ¡Adiós! como cualquier otro día del calendario. Vino el 'Querido' a despedirse también a su manera, dando gritos y con prisas por alguna de sus historias. Hicimos el camino de regreso juntos, como otras veces; al dejarnos en la esquina de costumbre, le pregunté si recordaba que era mi último día. Me dijo que sí y siguió hablando de otra cosa como si nada. Ya sé yo, como sabe él, que nos echaremos de menos desde ese mismo instante. Quintanolo es como es. Muy bruto, pero con un corazón muy grande. Muy grande. Atrás quedaron Cecilia y Fran; José Luis, tan bueno como siempre. Han pasado cuatros años me dicen, pero han transcurrido cual aleteo de colibrí. En La Semana, me he sentido muy querido desde el primer día, y he compartido un espacio infinito con grandes compañeros que también son ya amigos… Vivo muy cerca, acudo a muchos lugares y eventos de Dos Hermanas como para pensar que los perderé de vista. Considero que no habrían hecho falta grandes palabras, ya ven, pues nos encontraremos mañana como si tal. No habrá un domingo, ni un lunes o martes, en los que no me acuerde de tan buenos momentos. Reconozco que salgo perdiendo. No compartiré tan frecuentemente diván (la silla junto a su mesa) con José Luis. Cuánto se aprende de su serena templanza y de su forma de ver la vida. No agudizaré tanto mi mente, capaz de estar a la altura mordaz y casi cómica de Fran y su columna de estuco. Cecilia no me corregirá los 'habida cuenta' no los 'de cara a', ni pontificará con su prosa ágil y precisa. Manuel Lu, que sigue creciendo el tío, seguro que no parará, porque es muy grande. Hijo mío, querido Quintano, adónde iré sin enfadarme contigo por los espacios, las fotos perdidas, los nombres mal colocados. Si no te viera más a las siete de la mañana en el puesto de Paco sería un desdichado. Pregúntale de vez en cuando a mi padre por mí. Sigue siendo un ejemplo para los que no saben apretar el paso y mirar hacia adelante. Nos vemos.

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