martes, 6 de enero de 2009

CARTA ABIERTA A SUS MAJESTADES


Queridos Reyes Magos, tres puntos.

Quisiera en sólo unas líneas mostrarles mi admiración porque su constancia es digna de todo valor y reconocimiento, máxime cuando hoy las cosas se ponen feas por aquello de la competencia, ya saben, lujos de barrio rico que para disfrutar un par de días más de lo previsto se agarra a cualquier cosa. Unos pocos, entre los cuales aún no sé bien si me encuentro, añoran su llegada cargados de ilusión, la palabra más repetida cada 5 de enero. Pero sepan ustedes que cumplo, acaso mentalmente escribo la carta que sus majestades ya conocerán, pero que cobijo discretamente con ese aire de lejanía que a veces doy a los asuntos graves. Y claro, dejamos atrás carreras, rompecabezas monetarios a un lado, para despertarnos esta mañana contentos por poseer algo más, pese a que en alguna ocasión no sea lo que necesitamos: detallitos, hojarasca, promesas de gratitud, en fin. Con todo, les doy las gracias. Porque en su nombre esta mañana tiene un mucho de especial, un toque de distinción melancólica. Algunos despertarán con papeles de colores para romper encima de la cama. Otros, madrugando al menos un día sin rechistar, sonreirán, gritarán de alegría porque los sueños sí se cumplen: muñecas, bicicletas, Plays… Cosas de niños, verdaderos reyes, verdaderos magos. Y colonia, corbatas, calcetines, pañuelos y bufandas, bah, restos de aquellas otras veces, pero con el mismo agrado y sensibilidad. Y es sólo por ustedes, tan poquita cosa histórica, tan qué sé yo si es verdad. Pero con su augusta presencia, no todos los niños, siquiera al menos una mínima parte, pasean con sus padres por el Carrefour, Wii en mano a sólo 19 de diciembre, día de la entrega de notas. Muchas familias se volverán a reunir para compartir la buena nueva. Zapatos de par en par junto al árbol, cartas exquisitas capaces de ser guardadas con celoso empeño. Y sé que el consumismo es cosa mala, que soportar manidas expresiones de Paz en el mundo, Yo no quiero nada o Para qué te has molestado suenan a falso en esta dulce mañana. Con o sin roscón, penúltimo invento para sacar tajada, les pido encarecidamente, de verdad, que no falten. Ya saben ustedes: todavía hay muchas personas que siguen creyendo en su existencia. No les defrauden.

No hay comentarios: