sábado, 10 de enero de 2009

LA NIEVE QUE NO NOS VISITÓ

Lo que sigue a continuación es una sensible queja. No diré nada que ya no se sepa, ni suscitaré animadamaente cualquier debate por encendido que sea. Tan sólo clamar en solitario la insatisfacción de quien suscribe ante la anunciada llegada de la nieve, que a comienzos de semana difundió la Agencia Estatal de Meteorología para Sevilla capital y por ende, esta Dos Hermanas ya de por sí helada según para qué cosas y cuestiones. Y verán. No es que uno sea un nostálgico, que también, pero convendrán conmigo en que, cual regalo de Reyes, la noticia sorprendió para quienes sólo sabemos de aquel 2 de febrero de 1954 más que por una docena de fotografías que se publicaron regularmente en las Revistas de Feria. Aquella noche, mi madre de 12 años regresaba con su vecina a casa. Mi abuela notó que la capa del colegio que llevaba como abrigo estaba blanca, blanquísima, como si se hubiera refregado por una pared de cal. A la mañana siguiente, todo lo demás es historia. Siempre he creído, pasados más de 50 años de aquello, que en Sevilla-Dos Hermanas sólo nevará una vez en la vida. Como yo espero irme de aquí hasta que me echen, y a la fuerza, supongo que me queda plazo aún. Por eso especialmente me hacía mucha ilusión que aquella generación hoy bien madura, pudiera contemplar este fenómeno cinco decenios después. Desde el martes, aquí un servidor llevaba haciendo planes. Por supuesto, nada de ir al trabajo. Coger la cámara, pasear por Los Jardines tintados de blanco. Mi calle de toda la vida, Fernán Caballero, la plaza de abastos, el Arenal… No hay nadie que no tire una buena bolita de nieve al que pase por al lado. A lo mejor hasta haría un muñeco en la Plazoleta. En fin. Seguiremos esperando. Como en el caso de las cofradías, hoy hay menos terreno para la intuición: Me contaba alguien muy cercano a mí que hace unos años la única información que tenían el Domingo de Ramos para ver si se iba la lluvia y pudiera salir el Cautivo, era el ojo de la cerradura de la puerta del Rocío. En estos días la sofisticación de los medios e Internet eliminan de plano cualquier mano divina. Por eso, ya sabemos que no nevará, al igual que se conoce con días de adelanto si una hermandad puede o no salir a la calle. De cualquier forma, no perdamos la esperanza. Quién sabe si usted se levanta mañana y, por suerte o por el diablo, todo el mundo se equivocó y se encuentra la plaza como la espuma del agua.

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